miércoles, 30 de octubre de 2019

Nobel Física y Química 2019

FÍSICA 

La Real Academia de las Ciencias de Suecia ha otorgado el Premio Nobel de Física 2019 a Michel Mayor, Didier Queloz y James Peebles. Los dos primeros fueron los responsables del descubrimiento de los primeros planetas fuera del sistema solar. El tercero es uno de los padres de las teorías cosmológicas que explican cómo surgió el universo y cuál ha sido su evolución.

Hasta hace menos de 30 años, la existencia de planetas fuera del sistema solar era solo un planteamiento teórico, algo que era muy probable, pero que nadie había sido capaz de comprobar con observaciones directas. En 1992 Aleksander Wolszczan y Dale Frail anunciaron el descubrimiento de los primeros planetas extrasolares de la historia. Orbitaban una estrella de neutrones, algo que de algún modo devaluó el descubrimiento. Tres años después, los suizos Michel Mayor y Didier Queloz descubrieron el primer planeta extrasolar en torno a una estrella “normal” y han sido ellos los que han recibido el reconocimiento de la academia sueca. Hoy ya se han descubierto más de 4.000 planetas fuera del sistema solar, se han empezado a estudiar algunas de sus atmósferas y pronto se buscará en ellas señales de actividad biológica.


QUÍMICA


Llevamos en el bolsillo el último Nobel de Química. La Real Academia de las Ciencias de Suecia ha premiado este año a los «padres» de las baterías de ion-litio recargables, presentes en cualquier dispositivo inalámbrico actual, desde los teléfonos móviles a los ordenadores portátiles que utilizamos a diario. El estadounidense John B. Goodenough, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshino impulsaron la creación de una batería potente y ligera que, como explican desde Estocolmo, puede hacer posible «un mundo libre de combustibles fósiles». El motivo es que se utiliza para todo, desde alimentar automóviles eléctricos hasta almacenar energía de fuentes renovables, como la solar y la eólica.


Como muchos ingenios, este también surgió de la necesidad. En plena crisis del petróleo en la década de 1970, el gigante Exxon decidió diversificar sus actividades. En una importante inversión en investigación básica, reclutó a algunos de los científicos más importantes de la época en el campo de la energía, dándoles la libertad de hacer casi lo que quisieran. Y ahí estaba Whittingham. El actual profesor de la Universidad Estatal de Nueva York comenzó a investigar sobre superconductores y descubrió un material extremadamente rico en energía, que utilizó para crear un cátodo innovador en una batería de litio. Estaba hecho de disulfuro de titanio que, a nivel molecular, tiene espacios que pueden intercalar iones de litio.

El ánodo de la batería contenía parcialmente litio metálico y era potente, más de dos voltios. Sin embargo, el litio metálico es reactivo y la batería era demasiado explosiva para ser viable. Los bomberos tuvieron que apagar varios incendios y finalmente amenazaron con hacer que el laboratorio pagara los productos químicos especiales utilizados para extinguir el fuego ocasionado por el litio.


Para hacer la batería más segura, Whittingham realizó algunos cambios y el artefacto comenzó a fabricarse a pequeña escala para un relojero suizo que quería usarla en relojes con energía solar. El siguiente objetivo era poder alimentar un automóvil. Sin embargo, el precio del petróleo cayó drásticamente a principios de la década de 1980 y Exxon necesitaba hacer recortes. El trabajo de desarrollo se suspendió y la tecnología fue licenciada a tres compañías en tres partes diferentes del mundo.

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