sábado, 27 de septiembre de 2014

Ununseptio (Uus)





Elemento número 117: ununseptio (Uus)


Se ha confirmado el elemento de la tabla periódica número 117: ununseptio (Uus). Este elemento fue descubierto en 2010 físicos rusos y estadounidenses, en conjunto con el Instituto de Investigación Nuclear.

El ununseptio era el elemento químico con más protones que quedaba por confirmar, pero no es el más pesado de la tabla periódica, que es el Ununoctio, con 118 protones. El último elemento agregado a la tabla periódica oficialmente había sido el Flerovio (114) y Livermorio (116) en el 2011.

El nombre de este elemento va en relación a su número atómico en latín (uno uno siete). Es un elemento radiactivo y transactínido que no existe en la naturaleza: es de producción sintética y de carácter superpesado. Se cree que es sólido, aunque su clasificación auténtica aún se desconoce. Además, pertenece al grupo de los halógenos

(Adaptado de diversas fuentes, Internet)

Perspectiva isométrica e imágenes imposibles

Al dibujar en perspectiva isométrica existe una coincidencia entre objetos que se encuentran a diferentes profundidades y que además, si tienen el mismo tamaño, se verán representados con el mismo tamaño (la perspectiva isométrica es una proyección ortogonal). Esto provoca una ambigüedad fácilmente manipulable, uniendo objetos que en la realidad no podrían ester unidos.

Aquí tenéis algunos ejemplos:


El número aúreo

El número áureo o de oro (también llamado razón extrema y mediarazón áurearazón doradamedia áureaproporción áurea y divina proporción  representado por la letra griega φ (phi) (en minúscula) o Φ (Phi) (en mayúscula), en honor al escultor griego Fidias, es un número irracional:


El número áureo surge de la división en dos de un segmento guardando las siguientes proporciones: La longitud total a+bes al segmento más largo a, comoa es al segmento más corto b.
También se representa con la letra griega Tau (Τ τ), por ser la primera letra de la raíz griega τομή, que significa acortar, aunque encontrarlo representado con la letra Fi(Φ,φ) es más común. También se representa con la letra griega alpha minúscula.5
Se trata de un número algebraico irracional (su representación decimal no tiene período) que posee muchas propiedades interesantes y que fue descubierto en la antigüedad, no como una expresión aritmética sino como relación o proporción entre dos segmentos de una recta; o sea, una construcción geométrica. Esta proporción se encuentra tanto en algunas figuras geométricas como en la naturaleza: en las nervaduras de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en los flósculos de los girasoles, etc.
Asimismo, se atribuye un carácter estético a los objetos cuyas medidas guardan la proporción áurea. Algunos incluso creen que posee una importancia mística. A lo largo de la historia, se ha atribuido su inclusión en el diseño de diversas obras de arquitectura y otras artes, aunque algunos de estos casos han sido cuestionados por los estudiosos de las matemáticas y el arte.
(Extracto de la Wikipedia)


Resulta asombroso pero podéis ver un gran número de manifestaciones en la naturaleza que siguen el número áureo:

Curvas y Arquitectura

Colección de fotografías que relacionan las curvas técnicas y la arquitectura en Pinterest

Uso de la escuadra y el cartabón

Dibujo de paralelas y perpendiculares usando la escuadra y el cartabón:

Aplicación de los triángulos equiláteros: detección de ondas gravitatorias



La geometría puede tener muchas aplicaciones prácticas; he aquí un ejemplo.

La Antena Espacial de Interferometría Láser (LISA) es un concepto propuesto como misión espacial para detectar y medir de manera precisa ondas gravitatorias -pequeñas ondas en el tejido del espacio tiempo- de fuentes astronómicas.

Podrá medir ondas gravitatorias directamente usando interferometría láser. Consta de un conjunto de tres naves espaciales dispuestas en un triángulo equilátero de 5 millones de kilómetros de lado, volando en una órbita solar semejante a la terrestre. Se monitoriza la distancia entre los satélites para detectar el paso de ondas gravitatorias.

Las ondas gravitatorias son distorsiones del espacio-tiempo viajando a la velocidad de la luz. Las ondas gravitatorias comprimen y estiran los objetos por los que pasan en una pequeñisima magnitud. Las ondas gravitatorias son causadas por sucesos energéticos en el universo y, a diferencia de otros tipos de radiación, atraviesan la materia sin ser obstaculizadas.


(Adaptado y traducido de la Wikipedia: Laser Interferometer Space Antenna)

Inversión del Campo Magnético Terrestre




Earth’s Impending Magnetic Flip

A geomagnetic reversal may happen sooner than expected


Earth's magnetic field is shown in midreversal.
Earth's magnetic north and south poles have flip-flopped many times in our planet's history—most recently, around 780,000 years ago. Geophysicists who study the magnetic field have long thought that the poles may be getting ready to switch again, and based on new data, it might happen earlier than anyone anticipated.
The European Space Agency's satellite array dubbed “Swarm” revealed that Earth's magnetic field is weakening 10 times faster than previously thought, decreasing in strength about 5 percent a decade rather than 5 percent a century. A weakening magnetic field may indicate an impending reversal, which scientists predict could begin in less than 2,000 years. Magnetic north itself appears to be moving toward Siberia.
Geophysicists do not yet fully understand the process of geomagnetic reversals, but they agree that our planet's field is like adipole magnet. Earth's center consists of an inner core of solid iron and an outer core of liquid iron, a strong electrical conductor. The liquid iron in the outer core is buoyant, and as it heats near the inner core, it rises, cools off and then sinks. Earth's rotation twists this moving iron liquid and generates a self-perpetuating magnetic field with north and south poles.
Every so often the flow of liquid iron is disturbed locally and twists part of the field in the opposite direction, weakening it. What triggers these disturbances is unknown. It seems they are an inevitable consequence of a naturally chaotic system, and geophysicists observe them frequently in computer simulations. “Similar to a hurricane, you can't predict [exactly] when or where a reversal will start, even though you understand the basic physics,” says Gary A. Glatzmaier, a geophysicist at the University of California, Santa Cruz. Typically the local reversal peters out after 1,000 years or so, but sometimes the twisting of the field continues to spread and eventually succeeds in reversing the polarity of the entire field. The flipping takes an average of 5,000 years; it can happen as quickly as 1,000 years or as slowly as 20,000 years.
There is a good chance the weakening magnetic field that the Swarm satellites observed will not lead to a full flip. Indeed, Glatzmaier notes that there have been several false starts over geologic history. The intensity of Earth's magnetic field, though waning, now equals its average strength over millions of years. The field would need to weaken at its current rate for around 2,000 years before the reversal process actually begins.
It is hard to know how a geomagnetic reversal would impact our modern-day civilization, but it is unlikely to spell disaster. Although the field provides essential protection from the sun's powerful radiation, fossil records reveal no mass extinctions or increased radiation damage during past reversals. A flip could possibly interfere with power grids and communications systems—external magnetic field disturbances have burned out transformers and caused blackouts in the past. But Glatzmaier is not worried. “A thousand years from now we probably won't have power lines,” he says. “We'll have advanced so much that we'll almost certainly have the technology to cope with a magnetic-field reversal.”

(From Scientific American online edition)

¿Cuánto vale la constante de Gravitación Universal?


En 1798, el físico británico Henry Cavendish midió la atracción gravitatoria entre dos masas de laboratorio con ayuda de una balanza de torsión; un experimento hoy clásico a partir del cual puede extraerse el valor de G, la célebre constante que aparece en la ley de Newton.


Sin embargo, no puede decirse que los numerosos experimentos que desde entonces han intentado determinar con mayor precisión el valor de esta constante fundamental de la naturaleza lo hayan logrado tan bien como cabría esperar. En lugar de obtener resultados cada vez más próximos a un mismo valor, los distintos intentos han arrojado una nube de datos muy dispersos en torno a G = 6,67·10–11 Nm2/kg2. Los experimentos efectuados durante la última década, por ejemplo, muestran una varianza de en torno al 0,05 por ciento: una convergencia llamativamente pobre para la actual época de precisión que vive la ciencia.


En un artículo publicado la semana pasada en la revistaNature, el investigador de la Universidad de Florencia Gabriele Rosi y otros cuatro autores han referido un nuevo valor para la constante de Newton a partir de una prometedora técnica: interferometría cuántica de átomos fríos. Su resultado, 6,67191(99) ·10–11 Nm2/kg2, presenta un error relativo del 0,015 por ciento y difiere en unas 1,5 desviaciones estándar del valor recomendado por el Comité de Datos para la Ciencia y la Tecnología (CODATA).


(Extraído de investigacionyciencia.es)