miércoles, 7 de octubre de 2015

Nobel Física 2015 - Neutrinos

El japonés Takaaki Kajita y el canadiense Arthur McDonald han recibido hoy el Premio Nobel de Física por el descubrimiento de la oscilación de los neutrinos, lo que demuestra que estas partículas tienen masa. El hallazgo de ambos físicos “ha cambiado nuestra comprensión del funcionamiento más profundo de la materia y puede ser crucial para nuestra visión del universo”.

Kajita trabaja en el experimento Super Kamiokande y está afiliado a la Universidad de Tokio. McDonald está adscrito a la Queen’s University de Canadá.
Los neutrinos han sido las partículas más misteriosas del universo. Cada segundo, billones de ellos atraviesan nuestro cuerpo, nuestras casas y el resto del planeta sin dejar rastro alguno, lo que les ha valido el apodo de fantasmas. Parte de ellos se crean en la atmósfera terrestre cuando incide en ella la radiación cósmica y otros son producidos en reacciones nucleares dentro del Sol. Los únicos lugares donde son visibles es en descomunales detectores instalados debajo de montañas, en viejas minas y otros lugares naturalmente protegidos contra cualquier tipo de interferencia por parte de otras partículas más pesadas. Los neutrinos son tan rápidos y ligeros que se pensaba que no tenían masa. Hasta los descubrimientos de McDonald y Kajita, se calculaba que gran parte de ellos desaparecen sin explicación posible.
En 1998, Kajita observó la oscilación de los neutrinos gracias al Super Kaiokande, una descomunal piscina con 50.000 toneladas de agua construida a un kilómetro bajo tierra en Japón.. En algunas raras ocasiones, cuando un neutrino atraviesa el agua, interactúa con los electrones de este líquido lanzando un destello de luz que permite estudiar su trayectoria y propiedades. Kajita se centró en los neutrinos que llegan desde la atmósfera y observó que estos oscilan entre dos estados o tipos diferentes. Por su parte, McDonald trabajó a más de dos kilómetros bajo tierra, en una vieja mina de níquel de Ontario (Canadá) reconvertida en el Observatorio de Neutrinos de Sudbury. Gracias a esta instalación, en 2001 comprobó que los neutrinos que se producen en el Sol no estaban desapareciendo en su camino hacia la Tierra, sino que simplemente habían cambiado de tipo, oscilando entre uno y otro igual que los neutrinos atmosféricos detectados en Japón.
Esta metamorfosis se da entre los tres tipos de neutrinos conocidos y explica por qué dos tercios de todas estas partículas, que deberían estar llegando a la Tierra según los cálculos teóricos, no estaban siendo detectadas. Los descubrimientos de ambos físicos explican que estas partículas no desaparecen, sino que oscilan entre tres estados diferentes a los que los físicos llaman sabores y cuya dinámica está regida por la mecánica cuántica.
Los descubrimientos de Kajita y McDonald implican que, a pesar de su fantasmagórica presencia, los neutrinos tienen masa, al contrario de lo que se había pensado durante décadas. Aún se ignora cuál es su masa exacta, especialmenrte porque esta cambia cuando se produce la metamorfosis. Más aún, el modelo estándar, que describe a la perfección el mundo subatómico de la física de partículas y que incluye el bosón de Higgs, se queda corto para explicar al neutrino. Según los cálculos de este modelo, no debería tener masa. Por eso el trabajo de McDonald y Kajita aporta uno de las mayores indicios de que hay una nueva física en el universo que está por descubrir.
(Adaptado del El País Digital)


martes, 27 de enero de 2015

Un decibelio


Bajar un decibelio el ruido del tráfico evitaría 468 muertes al año en Madrid


Las grandes ciudades es frecuente la preocupación por los niveles de contaminación atmosférica. En Madrid, la falta de lluvias suele producir una nebulosa de polución sobre la ciudad con consecuencias para la salud que, probablemente, todos los ciudadanos reconocen. Existe otro peligro medioambiental, sin embargo, que los urbanitas no suelen tener tan presente, quizá porque es invisible: el ruido.

En Europa occidental, este problema es la principal causa de dolencias sanitarias de origen medioambiental, por detrás del aire contaminado. Un informe de la Organización Mundial de la Salud y la Comisión Europea concluía que si se sumaba el impacto sobre los 340 millones de habitantes de la región, se perdía un millón de años de vida saludable al año. Otro análisis reciente de la Agencia Europea de Medioambiente calculaba que más de 125 millones de europeos soportaban niveles de ruido que superaban las recomendaciones de la Unión Europea, de 65 decibelios para el día y 55 para la noche, y estimaba en unas 10.000 el número de muertes prematuras anuales achacables al ruido.

Un 12% de coches eléctricos supondría un descenso del ruido en medio decibelio
El principal origen del ruido en las ciudades es el tráfico por carretera. En Madrid, por ejemplo, se le podría atribuir el 80% del total. Un grupo de investigadores españoles ha tratado de cuantificar, por medio de modelos estadísticos, la dimensión del problema que supone para la salud el ruido producido por los automóviles en Madrid, en personas mayores de 65 años. El trabajo calcula que el nivel de ruido diurno está relacionado con 1.048 muertes por problemas cardiovasculares y 1.060 por enfermedades respiratorias. Con esta referencia, calculan que hacer descender un decibelio de media los niveles de ruido diurno podría reducir en 468 el número de muertes: en 284 las muertes prematuras anuales de origen cardiovascular y en 184 las relacionadas con problemas respiratorios.

En los últimos años, se han acumulado estudios que han encontrado una correlación entre la exposición al ruido y problemas cardiovasculares como la hipertensión o el infarto de miocardio. Algo similar ha sucedido con los problemas respiratorios. Detrás de esta relación, entre otros factores, podría estar el cortisol, una hormona que se libera como respuesta al estrés. El ruido incrementaría el estrés y desencadenaría la producción de cortisol que a su vez activaría el metabolismo del tejido graso para aumentar el suministro de energía y que el cuerpo responda mejor al estrés. Ese efecto mantenido acabaría por agravar problemas como la aterosclerosis.

Otros estudios han medido las diferencias en niveles de cortisol en la saliva de niños que duermen en entornos ruidosos y silenciosos. La presencia de la hormona era superior con el ruido y esa mayor cantidad de cortisol se relacionó con una respuesta peor del sistema inmune. Esta circunstancia podría estar detrás del empeoramiento de problemas respiratorios.

¿Cómo reducir el ruido?

Una vez que se reconozca el ruido como un problema de salud, en opinión de Julio Díaz, investigador del Instituto de Salud Carlos III y uno de los cuatro autores del estudio, hay muchas herramientas para afrontarlo. “Con que el 12% de los vehículos fuesen eléctricos ya se conseguiría bajar medio decibelio”, apunta.

Otra manera de reducir el problema consiste en emplear un tipo de asfalto muy poroso que permite que parte del ruido se disipe hacia abajo, limitando el impacto del ruido sobre la población. “Madrid tiene zonas de la M30 [una de las carreteras de circunvalación de la ciudad] que tienen un asfalto mucho menos ruidoso, y otras vías de la ciudad adoquinadas, así que desde el punto de vista del ruido hay bastante diferencia”, señala Díaz. Algunas compañías también han empezado a producir neumáticos capaces de reducir el ruido en hasta 9 decibelios.

(Extracto del País Digital)