jueves, 24 de marzo de 2016

Trenes flotantes


     El problema es conseguir que un tren entero levite y permanezca estable. En principio, un imán levitará si lo acercamos a otro. Uno de neodimio de pocos gramos, por ejemplo, genera una fuerza de atracción de varios newtons entre polos opuestos o de repulsión entre polos iguales. Sin embargo, pronto descubriremos que el imán que debería flotar girará nada más soltarlo y se adherirá al que que debía repelerlo. Con independencia de la configuración elegida, la levitación con imanes permanentes (o electroimanes) es siempre inestable.
    En cambio, la levitación de un imán sobre una plaqueta superconductora permanece estable ya que todo material superconductor impide que un campo magnético penetre en él, con lo que será siempre repelido independientemente de su orientación. Por desgracia, dado que la superconductividad a temperatura ambiente sigues siendo una quimera, no parece fácil construir una instalación de varios kilómetros de raíles superconductores.
    No obstante, la materia en estado normal presenta otro tipo de repulsión, llamada diamagnética, por ejemplo el agua. Así fue como, en 1992, André Geim, hizo levitar agua, un pequeño tomate y hasta una rana viva en un campo magnético de 16 teslas.
(Extraído de Investigación y Ciencia, marzo 2015)