Bajar un decibelio el ruido del tráfico evitaría 468 muertes al año en Madrid
Las grandes ciudades es frecuente la preocupación por los niveles de contaminación atmosférica. En Madrid, la falta de lluvias suele producir una nebulosa de polución sobre la ciudad con consecuencias para la salud que, probablemente, todos los ciudadanos reconocen. Existe otro peligro medioambiental, sin embargo, que los urbanitas no suelen tener tan presente, quizá porque es invisible: el ruido.
En Europa
occidental, este problema es la principal causa de dolencias sanitarias de
origen medioambiental, por detrás del aire contaminado. Un informe de la
Organización Mundial de la Salud y la Comisión Europea concluía que si se
sumaba el impacto sobre los 340 millones de habitantes de la región, se perdía
un millón de años de vida saludable al año. Otro análisis reciente de la
Agencia Europea de Medioambiente calculaba que más de 125 millones de europeos
soportaban niveles de ruido que superaban las recomendaciones de la Unión
Europea, de 65 decibelios para el día y 55 para la noche, y estimaba en unas
10.000 el número de muertes prematuras anuales achacables al ruido.
El principal
origen del ruido en las ciudades es el tráfico por carretera. En Madrid, por
ejemplo, se le podría atribuir el 80% del total. Un grupo de investigadores
españoles ha tratado de cuantificar, por medio de modelos estadísticos, la
dimensión del problema que supone para la salud el ruido producido por los
automóviles en Madrid, en personas mayores de 65 años. El trabajo calcula que el nivel de ruido diurno está relacionado con
1.048 muertes por problemas cardiovasculares y 1.060 por enfermedades
respiratorias. Con esta referencia, calculan que hacer descender un decibelio
de media los niveles de ruido diurno podría reducir en 468 el número de
muertes: en 284 las muertes prematuras anuales de origen cardiovascular y en
184 las relacionadas con problemas respiratorios.
En los
últimos años, se han acumulado estudios que han encontrado una correlación
entre la exposición al ruido y problemas cardiovasculares como la hipertensión
o el infarto de miocardio. Algo similar ha sucedido con los problemas
respiratorios. Detrás de esta relación, entre otros factores, podría estar el
cortisol, una hormona que se libera como respuesta al estrés. El ruido
incrementaría el estrés y desencadenaría la producción de cortisol que a su vez
activaría el metabolismo del tejido graso para aumentar el suministro de
energía y que el cuerpo responda mejor al estrés. Ese efecto mantenido acabaría
por agravar problemas como la aterosclerosis.
Otros
estudios han medido las diferencias en niveles de cortisol en la saliva de
niños que duermen en entornos ruidosos y silenciosos. La presencia de la
hormona era superior con el ruido y esa mayor cantidad de cortisol se relacionó
con una respuesta peor del sistema inmune. Esta circunstancia podría estar
detrás del empeoramiento de problemas respiratorios.
¿Cómo reducir el ruido?
Una vez que
se reconozca el ruido como un problema de salud, en opinión de Julio Díaz,
investigador del Instituto de Salud Carlos III y uno de los cuatro autores del
estudio, hay muchas herramientas para afrontarlo. “Con que el 12% de los
vehículos fuesen eléctricos ya se conseguiría bajar medio decibelio”, apunta.
Otra manera
de reducir el problema consiste en emplear un tipo de asfalto muy poroso que
permite que parte del ruido se disipe hacia abajo, limitando el impacto del
ruido sobre la población. “Madrid tiene zonas de la M30 [una de las carreteras
de circunvalación de la ciudad] que tienen un asfalto mucho menos ruidoso, y
otras vías de la ciudad adoquinadas, así que desde el punto de vista del ruido
hay bastante diferencia”, señala Díaz. Algunas compañías también han empezado a
producir neumáticos capaces de reducir el ruido en hasta 9 decibelios.
(Extracto del País Digital)